23 Ene Anecdotario enero 2023
Empecé a trabajar en la botica de mi padre hace ya treinta y dos años. Recuerdo con mucho cariño a todos aquellos mayores que se acercaban a conocerme, porque yo era “la niña de la farmacia”, la primera mujer que les atendía en ese mostrador. En la mayoría de los casos no costó mucho que empezaran a confiar en mí y pasaran de ser pacientes/clientes a ser amigos.
Uno de los más entrañables era Blasito. Doy su nombre en homenaje a él y porque, como podrán imaginar, Blasito se nos fue hace muchos años, pero me dejó recuerdos entrañables, uno de los cuales quiero compartir ahora.
Era Blasito quien venía a la farmacia a buscar su medicación y la de su esposa, Carmen. Yo le atendía muchas de las veces y me fui dando cuenta de que cada semana se llevaba un envase de veinte grageas de enzimas digestivas, para Carmen. Y así semana tras semana, porque “a mí mujer le caen muy bien”.
Una de las veces que Blasito vino a buscar el envase de veinte para Carmen le propuse que se llevara el mismo medicamento en envase de cincuenta, que sería más cómodo porque no tendría que venir tan a menudo y, además, con el envase grande le saldría algo más barato.
A Blasito le pareció buena mi explicación y muy satisfecho se llevó el envase de cincuenta grageas.
Al cabo de dos semanas volvió Blasito a por el medicamento de Carmen. Yo fui a la estantería (hace tanto de todo esto que ni siquiera conocíamos las cajoneras para las farmacias), cogí directamente el envase de cincuenta y se lo puse en el mostrador. Blasito me miró con cara de sorpresa y me dijo que no, que quería el envase de veinte. Le pregunté cuál era el motivo, porque pensé que con mi explicación la vez anterior le había quedado todo muy claro. Y entonces fue él quien me dio la explicación a mí: “le llevé la caja de cincuenta a Carmen y ella fue tomando las grageas igual que siempre, pero no le hicieron el mismo buen efecto. Me dice mi mujer que como esta caja es más grande, las pastillas están menos concentradas y funcionan peor”.
Ante la contundencia de tal razonamiento y la seguridad con la que me lo transmitía, volví a la estantería a por el envase de veinte.
Loreto Gómez,
Titular de la farmacia de Lomo Blanco, en Las Palmas de Gran Canaria.